jueves, 24 de septiembre de 2009


Hace tan solo 16 años que ...
vi como tus ojos, esos fastuosos, portentosos,
ojos de gata, se abrían al mundo.

Me veo reflejada en su prístina belleza,
páramo en los que me vengo a refugiar
cuando me siento sola.

Hace 16 años que por ellos,
tus ojos, no duermo, aunque río.

Hace 16 años, que supe,
que no quiero ver fluir lágrimas por ellos,
a menos que sean esas,
que,
cuando ríes, no puedes evitar.

Hace todos esos años,
que sé, que no podría vivir sin tí.

lunes, 14 de septiembre de 2009

15 de Septiembre


Recuerdo aquellos días de puro nerviosismo. Repasaba una y otra vez mi reluciente maleta de cuero marrón. Dentro, un universo de olores se mezclaban. De olores y colores. Aún puedo ver el libro de lecturas "Senda", con su tapa dura color marrón chocolate. Había una lectura que de tanto leerla, me la aprendí de memoria. Narraba como el hombre en la prehistoria, había conseguido domar al caballo, y como desde entonces, sus destinos habían estado unidos. También puedo ver el estuche nuevo. Si el año había sido regular, el estuche tendría una sola cremallera. En un ala del mismo estarían los lápices de colores, un lápiz, una goma y un sacapunta. En el otro lado estarían los rotuladores. Si el año era bueno, el estuche tendría ¡¡dos cremalleras!!. Además de tener lo anteriormente descrito, tenía una regla, escuadra, cartabón y un tubito con minas que yo utilizaba para meter a lo largo del curso todas las puntas de los lápices de colores que se me iban cayendo.

El babi de rayas verticales celestitas y blancas. El sempiterno uniforme de cuadros grises, la camisa beige, pulcramente planchada, con esos cuellos tiesísimos.
Y como no, los zapatos gorilas, capaz de resistir todos los embites de una niña con ganas de jugar, saltar, brincar....todo, menos estudiar.

¿Y cómo olía esa goma de nata?. Al principio la mordizqueaba, y claro, me daba cuenta que su olor, no tenía nada que ver con su sabor...bastante desagradable.

Y sigamos con los olores, que es lo que realmente más recuerdo. Cuando abres la cajita de lápices Alpino, ¿siguen oliendo igual ahora?.

¿Cómo es posible que hayan pasado tantos años?. Tengo esos recuerdos tremendamente frescos. Pero, claro, hay algo muy evidente. La pizpireta y jovial mamá que me llevaba del brazo, es ahora una venerable señora mayor, llena de dolores aquí, allá y acullá. Aunque eso sí, para ella, yo sigo siendo "su niña".

No sé ustedes, pero muchas veces en mi vida he dicho aquello de "...que no daría yo, por empezar de nuevo...".
Echo mucho de menos aquella inocencia, aquel colacao calentito de por las mañanas, aquel exámen de la tabla del 8, aquella profesora regordeta que nunca me castigaba, aquellos bocadillos de chorizo en papel de estraza (aunque ahora no sería capaz de comerme uno, ya saben ustedes, tanto sacrificio sangriento de mis fieles, hicieron que aborreciera la carne...).
En fín, bendito 15 de Septiembre que me hace volver al pasado, al menos un ratito.

Besos a todos.