lunes, 14 de septiembre de 2009

15 de Septiembre


Recuerdo aquellos días de puro nerviosismo. Repasaba una y otra vez mi reluciente maleta de cuero marrón. Dentro, un universo de olores se mezclaban. De olores y colores. Aún puedo ver el libro de lecturas "Senda", con su tapa dura color marrón chocolate. Había una lectura que de tanto leerla, me la aprendí de memoria. Narraba como el hombre en la prehistoria, había conseguido domar al caballo, y como desde entonces, sus destinos habían estado unidos. También puedo ver el estuche nuevo. Si el año había sido regular, el estuche tendría una sola cremallera. En un ala del mismo estarían los lápices de colores, un lápiz, una goma y un sacapunta. En el otro lado estarían los rotuladores. Si el año era bueno, el estuche tendría ¡¡dos cremalleras!!. Además de tener lo anteriormente descrito, tenía una regla, escuadra, cartabón y un tubito con minas que yo utilizaba para meter a lo largo del curso todas las puntas de los lápices de colores que se me iban cayendo.

El babi de rayas verticales celestitas y blancas. El sempiterno uniforme de cuadros grises, la camisa beige, pulcramente planchada, con esos cuellos tiesísimos.
Y como no, los zapatos gorilas, capaz de resistir todos los embites de una niña con ganas de jugar, saltar, brincar....todo, menos estudiar.

¿Y cómo olía esa goma de nata?. Al principio la mordizqueaba, y claro, me daba cuenta que su olor, no tenía nada que ver con su sabor...bastante desagradable.

Y sigamos con los olores, que es lo que realmente más recuerdo. Cuando abres la cajita de lápices Alpino, ¿siguen oliendo igual ahora?.

¿Cómo es posible que hayan pasado tantos años?. Tengo esos recuerdos tremendamente frescos. Pero, claro, hay algo muy evidente. La pizpireta y jovial mamá que me llevaba del brazo, es ahora una venerable señora mayor, llena de dolores aquí, allá y acullá. Aunque eso sí, para ella, yo sigo siendo "su niña".

No sé ustedes, pero muchas veces en mi vida he dicho aquello de "...que no daría yo, por empezar de nuevo...".
Echo mucho de menos aquella inocencia, aquel colacao calentito de por las mañanas, aquel exámen de la tabla del 8, aquella profesora regordeta que nunca me castigaba, aquellos bocadillos de chorizo en papel de estraza (aunque ahora no sería capaz de comerme uno, ya saben ustedes, tanto sacrificio sangriento de mis fieles, hicieron que aborreciera la carne...).
En fín, bendito 15 de Septiembre que me hace volver al pasado, al menos un ratito.

Besos a todos.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Mira que... a la vejez se nos vuelve todo recuerdos. Cierto que es verdad, que llegando estas fechas, miras a un lado, para otro y la nostalgia de ver esos pequeñines con sus bolsitas de tela, a los mas mayores con sus mochilas y sus accesorios nuevos. Yo era de esos que como tu, mordisqueaba la goma de Milán, creo que nunca tuve un estuche de dos plantas, pero si recuerdo como si fuera hoy, ese olor a escuela, de esa fila para entrar en clase de 5ºB, todos con brazos levantados tocando el hombro de tu compañero de delante, de los BIC, del lapiz con las tablas de multiplicar, de los encabezados en boli rojo y el texto en azul, de ese bocadillito de manteca en el recreo, de abrazar a mi madre a la salida como si llevaras años sin verlas, pero de lo que no se me va olvidar va a ser mi primera seño, Señorita Pepi. Ya voy pa viejo, pero con mis recuerdos.

Faly Lobato dijo...

claro, es que los estuches de dos plantas eran mas bien de niñas jajaja. Que buenos eran esos lápices con las tablas de multiplicar , a mí me sacaron de algún apuro más de una vez. En fín, será la edad, como tú dices. ¿Crees que cuando esos niños de ahora sean adultos, tendrán las mismas sensaciones que nosotros?. Un besazo, pirata.

Luchete dijo...

Jejeje.... te invitaré un día a mi clase, q no etsá lejos de dónde tú vives jejeje... y así podrás revivir viejos tiempos... yo siempre me acuerdo de ello en esta época del año...

En unos meses, compraré casa, si se puede y se encuentra algo decendte claro... aquí en el Puerto...y joder, cada vez q voy a Cádiz a casa de mis padres... no veas lo q me cuesta coger el puente y llegar aquí y dejar esa añorada tacita detrás...

Un abrazo grande paisana...y q tengas un buen finde!

Faly Lobato dijo...

Pues sí, mi querido y fiel Luchete, todo el que ha vivido lejos de la tacita, sabe por lo que estás pasando. Esa morriña, que dirían los gallegos, no se pasa aunque vivas a solo unos kilómetros. Pero bueno, que aquí estamos los gaditas para recordarte que la tacita, siempre espera a sus hijos. Un besazo, paisano.